Así somos. Tenemos pavor a lo nuevo y desconocido (pero luego nos acostumbramos). Guapos para las palabras, torpes para los actos. La fantasía mete prisa y siempre nos presagia un cielo de fracasos. Los días huyen de nuestros corazones, y hace varios otoños que no cae un amor fresco que nos derrote. Todo eso que nos rodea está flotando, pero tenemos miedo a tomarlo.
1 comentario:
Los hijos del ahora
no heredaron el silencio,
están presos
escuchando las voces
de los muchos.
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